viernes, 1 de octubre de 2010

--Caricaturizando el amor--

Cada que recuerdo mi infancia, recuerdo que casi nunca veía caricaturas, me parecían violentas, groseras, salvajes (jajaja). Odiaba cuando el coyote quería atrapar al corre caminos, me enojaba que se burlaran de la desgracia del coyote cuando el solo se explotaba, me parecía detestable que el gallo Claudio fuera tan conchudo, no entendía por qué eran tan feos los personajes de dragón bol zeta, ni tampoco soportaba la forma en la que miraban a Bulma.Verlas me causaba más insatisfacción que diversión, prefería mil y un veces correr por toda la casa, treparme en los árboles, colgarme de los barandales, hacer pasteles de lodo, operar caracoles, hacer fuego con una lupa, molestar a mis hermanos, andar en bicicleta, en fin, siempre escogía todo menos ver la televisión.



Y como todo cambia, yo cambié; ahora ya no soy pequeñuela, y a diferencia de antes lo que se me hace salvaje es operar caracoles, hacer pasteles de lodo me da asco y la casa ya no me parece tan grande. Mi percepción hacia las caricaturas ha dado un giro también, ahora me parecen divertidas, creativas e ingeniosas.



La pregunta no es ¿qué tan divertidas son las caricaturas? o ¿para quién son las caricaturas? la pregunta que salta en mi cabeza es ¿si ahora me he vuelto menos comprensiva o amorosa? lo que encuentro como respuesta es que ya no soy inocente como antes, que estoy inmersa en las relaciones humanas y que he aprendido a sobrevivir en ellas, puesto que ahora me da risa cuando al coyote le explotan bombas, hasta me atrevo a decir " pinche coyote eso le pasa por pendejo".


La cuestión principal radica en que ahora las entiendo y, las entiendo por la simple razón de que he visto el mundo y me he enfrentado a diversas circunstancias que me han mostrado el lado malévolo que la mayoría negamos y que todos tenemos, porque, seamos sinceros ¿quién no ha deseado la muerte de alguien? y no me refiero a que de pronto emane un odio jarocho contra alguien, sino que incluso pensando en el bien de alguien deseamos el mal de otro. Por ejemplo, queremos que los sacerdotes pederastas paguen por sus crímenes cometidos a tantos niños, y está bien  no defiendo a los pederastas ni quiero tampoco que siga habiendo abusos a menores, pero al querer su castigo, nos olvidamos de que son humanos como cualquier otro y que nuestra capacidad de justicia es limitada pues somos todos igual de imperfectos.



Pensemos en otro ejemplo menos complejo, se me ocurre cuando alguien te pisa en el metro y tu llevas los zapatos nuevos para los que tanto ahorraste y trabajaste; dependiendo de la persona será la reacción, si corres con suerte te piden disculpas y si no pues ahora sí  que ya te amolaste, porque no tendrás si quiera la posibilidad de decir " no se preocupe, está bien"; de cualquier forma con disculpas o sin ellas tienes que seguir tu camino, la diferencia radica en como decidas seguirlo, una opción es " mentar madres", la otra opción es "respirar profundo y limpiar tus zapatos".



Obviamente, no se cual es la solución a la falta de amor y comprensión en los seres humanos, pero lo que sí sé, es que todos tenemos la misma oportunidad para amar al de a lado, no se tampoco si se pueda a amar a gente horrible como los pederastas, ni se tampoco si no debas enojarte cuando alguien te pisa, pero creo que una opción es siempre ver lo bello y dar gracias por las bondades del universo antes de ver cuan irresponsables y egoistas somos los seres humanos.


Los cambios se dan a partir de una idea generalizada, comencemos a generalizar el amor que los seres humanos podemos dar, caricaturicemos las más bellas expresiones del humano.


1 comentario:

  1. buenas reflexiones Carola... yo tampoco era fan de las caricaturas, aunque sí me gustaba Dragon Ball Z jajaja... y sí, tenemos que aprender a sobrevivir en este mundo de locos... y volvernos fuertes... pero sin dejar de ver, como dices, la belleza que existe alrededor de nosotros...

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