jueves, 16 de septiembre de 2010

***||Cosas desaparecidas||***

¿Alguna vez has tenido algún objeto en tus manos que tiene gran valor no económico para ti? Quizás una carga enorme de recuerdos, o tal vez muchos sentimientos acumulados,  la cualidad de darte suerte, entre otras pueden ser las características que hacen tan especial a la cosa; incluso cuando sea lo más feo y sin chiste o el objeto más viejo y de menos valor económico, representa en sí mismo una cadena de significados que forma parte de las personas, es decir, nos crean de la misma forma en la que creamos al objeto.

Ahora bien, siempre se pierde algo, todos perdemos cosas, el simple hecho de perder objetos puede hacer que nos enfurezcamos, regresamos al pasado a través de la memoria, para recordar cada movimiento que hicimos y así encontrar pistas que nos den la ubicación de lo perdido, si  se tiene éxito, se encuentra, y si no, no no queda otra opción más que resignarse a la ausencia de la cosa, y decir algo como " pues ya que, ya ni modo, qué hago, equis" y continuar avanzando hasta que se olvide.

Pero, ¿qué pasa cuando se pierde algo que no se quiere perder? ¿qué pasa cuando no quieres olvidar algo que se perdió? ¿te enfrentas de la misma forma a la ausencia?Cuando se pierde algo lleno de significados, pareciera que se pierde algo de nosotros mismos, se pierde algo que nos integraba, no es sólo y llanamente el objeto lo que desaparece.

El perder algo implica aprender a desprenderse de las cosas, y justamente eso puede ser lo más difícil, el poder liberar los recuerdos y dejar fluir la situación de la pérdida puede ser muy doloroso, incluso en el momento en el que te das cuenta que ya no está la emoción puede ser tan fuerte que se pueden recordar cosas que ya se creían olvidadas. 

Si hablamos sólo de "objetos" sólo es necesario acostumbrarse a que ya no está, si hablamos de personas el duelo al que nos enfrentamos puede ser bastante largo, pero igual se puede salir adelante. Sin embargo hay otra clasificación, y esta es cuando se pierden cosas que nos recordaban a alguien que ya se había perdido, es aún más difícil puesto que ya te habías acostumbrado a una ausencia, pero existía algo que mantenía fresco el recuerdo de aquello que se perdió, ese tipo de objetos son la ampliación de la persona amada, es una extensión de su recuerdo y cuando se pierde puede parecer que se desvanece en el aire lo único que unía a esa persona  a la realidad.

En fin, no importa lo que se haga para tratar de recuperar el objeto, muy posiblemente no volverá a estar en nuestras manos, y sí, esto es muy triste y doloroso, pero viéndolo desde una perspectiva positiva, podría significar el último paso para cicatrizar la herida, al final nosotros somos los que llenamos de significados al otro, dejar en el pasado lo que le pertenece puede ser el reto  que dejan las cosas desaparecidas.




1 comentario:

  1. no te preocupes Carola aunque se vaya el objeto, se queda lo vivido, lo sentido, lo amado... mientras sigas sintiendo y recordando el medio no tiene mucha importancia... Saludoss

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