Una tarde fresca de noviembre fui a Coyoacán en compañía de un buen amigo, como saben el centro de Coyoacán está rodeado de lindos cafés y restaurantes, por lo tanto lo hace un lugar muy concurrido, por eso los vendedores ambulantes, de botanas y cigarrillos, al igual que las personas que piden dinero son parte del panorama de Coyo.
Después de haber cenado en "Los Danzantes", dimos un paseo por la explanada, mientras caminabamos una pequeña de aproximadamente 6 años, se acercó para pedirnos dinero, pero en ese momento no le dimos, más tarde mientras seguíamos caminando nos encontramos nuevamente a la pequeña, pero esta vez estaba en compañía de su hermana menor de 2 años más o menos, cuando pasamos frente a ellas, nuevamente pidieron dinero, las hermosas tenían una dulce sonrisa y al contrario que muchos niños del lugar, ellas parecían estar más preocupadas por jugar y sonreír que por recibir dinero. Cuando vi a la más pequeña decidí obsequiarles unas monedas, busqué en mi bolso y encontré $ 1.00 peso, se lo dí y ella de inmediato me sonrió, metió la mano a la bolsa de sus pantaloncitos, extendió la mano y me dio una moneda de $ 5.00 pesos, le dije que se la quedara, que esa era su moneda y ella me decía "no, es tuya" y yo le contestaba "no, es tuya", ella no la acepto de regreso, me quedé parada y ellas caminaron, pero la más pequeña no dejaba de verme, sonreírme y mandarme besos; su hermana se acercó a ella y le dijo "dale un beso", ella corrió hacia donde estaba y me lleno de besos.
Después decidimos comprarles un helado, las niñas muy felices lo aceptaron y no dejaban de decir "vamos a compartirlo con nuestros hermanos". De pronto, la más pequeña me veía y me decía algo, pero no le entendía, creo que hablaba otro idioma, así que le pregunté a la más grande "qué era lo qué decía", y ella me respondió "dice que eres una princesa"; de inmediato me derretí, la dulzura que desprendían sus palabras me llenaron el corazón de felicidad. Amé su forma de agradecerme, la forma en la que disfrutaban su helado, ellas mostraron su gratitud en una moneda 4 veces más valiosa que la que yo les había dado y con mucho amor, amé la transparencia de su acción, amé que ante su complicada vida, ellas sólo la disfrutaran, para mí no hubo más princesa que las que tenía enfrente y me sonreían, ELLAS. Estoy segura que serán "muy ricas".
Carito que hermosa tu última entrada... ¿¿qué te puedo decir?? amé leerte, conocerte más, acercarme a tu manera de ver el mundo, de disfrutar, de sentir... gracias a tus escritos conocí más de una personita hermosa, sensible, inteligente... de una mujer fuerte y frágil, capaz de aventurarse, de soñar, de cuestionar, amar, de entregar... te admiro mucho Carola y sabes que siempre, siempre, estaré aquí para lo que necesitas... no te canses de luchar, ni de sonreír, gracias por estos años de amistad... un beso enorme mi princesa...
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