Era la playa más hermosa, un lugar nunca antes visto, no se parecía al Caribe, tampoco al Pacífico... era un lugar onírico, literalmente. Ahí estaba yo, admirando la majestuosidad del lugar, el mar era color turquesa indescriptiblemente intenso, en el mar había montañas, pero no cualquier tipo de montaña, eran más bien corales que sobresalían de las aguas... De pronto, sentí que unos brazos me rodeaban, te reconocía tranquilamente y disfrutaba el calor de tu cuerpo... giré mi cuerpo para encontrarme con tu rostro... ahí estabas tú... ahí estaba yo esperándote, te abracé, te miré dulcemente reconociendo la sonrisa en tu rostro, te dije - ! Qué bueno que llegaste, ya te extrañaba !- en ese momento me tomaste de la mano y caminamos rumbo al malecón... fue entonces cando me di cuenta que ya no tenía braquets... todo lo demás era absolutamente familiar.
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